No entristezcas todavía
que seguimos tu cruzada
como guía tu mirada
y como futuro tu osadía.
Más bien usa tu alegría
regálanos nueva llegada
el rubor de tu vieja espada
y el canto de tu epifanía.
Sé un maestro este día
te brindamos una plegaria
para apaciguar esta rabia
que carcome nuestra alegría.
Creemos aún en tu apatía
a la esgrima que se merece
muerte rápida y perece
para tocas así tu sinfonía.
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